Los productos ganaderos representan un complemento a la agricultura, del cual se extraen tanto alimentos como materias primas para la elaboración de instrumentos y adornos. En los asentamientos argáricos de altura, el aporte de alimentos procedentes de la caza, la pesca y el marisqueo fue menor que en otros momentos de la prehistoria.

Importancia porcentual de la explotación de animales salvajes frente a la de animales domésticos en Castellón Alto y Peñalosa (Contreras et al. 1997: p. 117)

La ganadería se caracteriza por un patrón considerablemente homogéneo en todo el territorio argárico. La frecuencia absoluta de restos óseos indica el predominio de ovicápridos, a los que siguen los bóvidos. Sin embargo, el aporte cárnico en bruto de ambas especies debió de ser bastante similar, ya que si nos atenemos al peso de los restos recuperados tanto unos como otros representan entre un 30 y un 50%. Los suidos y los équidos tuvieron menor importancia en el suministro cárnico.

Diagramas de frecuencia de número de restos faunísticos (columna izquierda) y peso de los restos (columna de la derecha) en diferentes zonas del poblado del Cerro de la Encina. Se observa la dominancia de ovicápridos seguidos de los bóvidos entre la cantidad de huesos mientras que esta relación es similar o ligeramente invertida en el cálculo del peso (Friesch 1987: diagrama 9)

Al margen de este patrón general, se aprecian algunas diferencias entre asentamientos en relación a la gestión de ciertas especies. Así, en algunos poblados del interior, como Peñalosa, Cerro de la Virgen y Cerro de la Encina, el caballo poseyó una importancia relativa mayor que en otros enclaves argáricos.

Además, en el interior de los poblados se observan diferencias en la distribución de los restos de grandes mamíferos (bóvidos y équidos) que podrían apuntar a una gestión restringida de los mismos. En el Cerro de la Encina, se recuperaron grandes cantidades de huesos de caballo en un área situada dentro del bastión de la cima. En Peñalosa, también se han encontrado más huesos de caballo en las terrazas de la parte alta que en las de la parte baja del asentamiento, un fenómeno similar al observado en Fuente Álamo. Por último, en Gatas la cantidad de restos faunísticos y malacológicos encontrados en las laderas superiores casi quintuplicaban a los encontrados en las laderas medias y bajas. La concentración diferencial de estas fuentes de proteínas se aprecia no sólo en contextos habitacionales sino también en los ajuares funerarios que incluyen ofrendas animales. Un estudio sistemático que aborde los patrones de presencia/ausencia de restos de bóvidos y ovicápridos en tumbas proporcionaría importantes datos sobre el consumo de los mismos en la sociedad argárica. Estas evidencias responderían a diferencias socioeconómicas en el interior de las comunidades argáricas.